Zeta Bosio, 49 años, músico y productor. Ahora es dj, recluta bandas nuevas y jura que Soda Stereo ya fue:
En estos días, Zeta Bosio anda por la ruta rockanrolera de España. De ahí, volará al desierto de Nevada, en los Estados Unidos, para participar de un festival de música electrónica en pleno desierto. Será su primera vez en esa experiencia que, de movida, suena inquietante: "Llegás en coche o en moto porque no hay otra manera. No se cobra entrada y tenés que llevarte una carpa y lo que vas a consumir, más algo para trocar en los tres días que dura". El ex Soda Stereo está a full con su nuevo rol de conductor en Much Music con el programa Rock Road y en la FM Rock & Pop con Keep Rockin'. Y además es dj. Anda en muchas cosas el señor Zeta: "A lo mejor por eso me cuesta estar o permanecer en una banda durante mucho tiempo. Tengo mi propia forma de producir y pensar".
Desde 2002, puso productora y sello discográfico propios (Alerta! Discos), con los que apunta a las bandas alternativas: "Un mercado que no llega a los canales convencionales, con un trabajo de marketing que no es el característico de las grandes compañías", explica.
De hecho, las grandes discográficas se replegaron en los artistas masivos, casi exclusivamente.
Se quedaron con una estructura ligada a los medios masivos, a la difusión de tendencias masivas de grandes ventas. Pero hoy el mundo está segmentado. Internet y el teléfono celular -dos nuevos medios de comunicación- se convirtieron en instrumentos para bajar música.
Lo cual innova la forma de acceder a la música. ¿Qué cambios creés que se produjeron en este sentido?
Yo creo que Internet liberó la música, le dio a la gente un acceso más libre que con el disco, que está mediado por un intercambio comercial. Por otro lado, hoy la gente busca una o dos canciones, a no ser que sea fan de una banda. Y esto cambia el negocio.
Estás de acuerdo, entonces, con que se baje música gratis
Es que no queda otra. Grandes cantantes del pop latino, por ejemplo, demoran en sacar discos ante la realidad de las pocas ventas. Los que antes vendían millones de copias, ahora ya no venden el mismo volumen.
Y vos, ¿qué les sugerís a las bandas que producís en tu sello?
En muchos casos, que no graben un disco porque es muy caro y que se adapten a las tendencias del consumo con mucho trabajo de Internet. La banda que funciona es la que sabe organizarse, mantiene su sitio web donde hace estrategias de comunicación. Una banda independiente puede hacer un videoclip de baja resolución en su casa, con una camarita del teléfono celular. Y se puede armar una estrategia propia de marketing.
DE MÚSICA LIGERA
Zeta Bosio siempre fue el Soda Stereo de bajo perfil, el primero de los tres en casarse y formar una familia. "Nunca colgué los discos de oro en mi hogar. Soda era una parte de mi vida, pero en casa era otra cosa", cuenta. A los 49, separado de Silvina, la mamá de sus tres hijos, Zeta dice haber formado "una familia muy linda". Aunque debido a sus constantes viajes se le hace difícil encarar una nueva relación. Como sea, sus vástagos parecen entusiasmados con seguir sus pasos. Padre chocho, comenta que el mayor -Simón Pedro, de 18 años- ya tiene banda propia. "Y te aseguro que superó al original. Me da timidez tocar con él porque lo hace muy bien, con mucho estilo y soltura", jura. Los otros, Juan Bautista -de 13- y Jaime -de 9-, empezaron con el berretín paterno después de haber vivido la vuelta de Soda.
Los viajes por el mundo lo ponen un tiempo acá y otro poco allá, sin domicilio fijo y determinado. "Algunas cosas las tengo en casa, otras en un departamento", dice al pasar. La ventana planetaria lo pone en la búsqueda de novedades; es de prestar oído a las tendencias que todavía no llegaron a estas orillas. "Me convertí casi en un arqueólogo musical", disfruta él. Y apura: "Es una manera de romper la hegemonía, porque lo que escuchamos siempre estuvo digitado por lo que las revistas de música decían que había que escuchar".
¿Y qué te gusta de lo nuevo?
Me gustan las bandas de Suecia, Australia, Dinamarca, Canadá, Alemania... Están pasando muchas cosas muy buenas por ahí. En Inglaterra seguís viendo el negocio armado en torno a las revistas, con banditas de moda que salen, tienen un look, una actitud, sacan un disco, hacen una gira, y desaparecen. Al año no sabés nada más de ellos.
¿Qué están aportando esas bandas?
Creo que, de alguna manera, el rock, y sobre todo el alternativo, volvió a su lugar: de poca gente que lo comparte. Los rockeros de los '80 nos diferenciábamos del pop latino porque ellos sonaban como el culo y nosotros buscábamos un sonido especial. Y hoy también hay que buscar otro sonido para diferenciarse.
Y los viejos tics de los rock stars, ¿se mantienen o mutaron?
Sí, se mantienen. En mi sello me pasó un montón. Están los que se suben a un caballo de divos, de estrellas, creyéndose que son los Rolling Stones. Vienen con planteos y cuestionamientos como si yo no supiera nada del negocio y ellos la tuvieran re clara. Confieso que en un momento me sentí frustrado.
Nuevas bandas, viejos vicios.
Hay muy poca humildad, muy pocas ganas de aprender. El rock se convirtió en algo estándar y perdió la actitud, o sólo la mantienen algunos. El sistema post Cromañón terminó de destruir lo que era un incipiente escenario de circuitos de boliches y cosas alternativas que dejaron de funcionar.
Tras la vuelta de Soda, ¿ya pasó el karma del "cuándo vuelven"?
No, el efecto posterior es si seguimos, por qué no seguimos, si nos vamos a juntar de vuelta.
¿Y la respuesta es...?
Creo que fue un desafío rearmar todo después de diez años y lograr un buen grado de eficacia. Con cuatro o cinco meses de trabajo, Soda estuvo a la altura de una banda internacional pero es muy desgastante sostener esa estructura.
Además del desafío artístico.
Sí, claro. Creo que artísticamente, Soda no nos planteaba un desafío. Por eso, cuando vimos que habíamos cumplido el sueño de volver a vivir toda aquella magia, fue suficiente. Mis proyectos personales, hoy, me motivan más que otra vuelta de Soda. Voy a situaciones y lugares nuevos y no necesito el aporte de los "otros dos" para hacerlo.
Desde 2002, puso productora y sello discográfico propios (Alerta! Discos), con los que apunta a las bandas alternativas: "Un mercado que no llega a los canales convencionales, con un trabajo de marketing que no es el característico de las grandes compañías", explica.
De hecho, las grandes discográficas se replegaron en los artistas masivos, casi exclusivamente.
Se quedaron con una estructura ligada a los medios masivos, a la difusión de tendencias masivas de grandes ventas. Pero hoy el mundo está segmentado. Internet y el teléfono celular -dos nuevos medios de comunicación- se convirtieron en instrumentos para bajar música.
Lo cual innova la forma de acceder a la música. ¿Qué cambios creés que se produjeron en este sentido?
Yo creo que Internet liberó la música, le dio a la gente un acceso más libre que con el disco, que está mediado por un intercambio comercial. Por otro lado, hoy la gente busca una o dos canciones, a no ser que sea fan de una banda. Y esto cambia el negocio.
Estás de acuerdo, entonces, con que se baje música gratis
Es que no queda otra. Grandes cantantes del pop latino, por ejemplo, demoran en sacar discos ante la realidad de las pocas ventas. Los que antes vendían millones de copias, ahora ya no venden el mismo volumen.
Y vos, ¿qué les sugerís a las bandas que producís en tu sello?
En muchos casos, que no graben un disco porque es muy caro y que se adapten a las tendencias del consumo con mucho trabajo de Internet. La banda que funciona es la que sabe organizarse, mantiene su sitio web donde hace estrategias de comunicación. Una banda independiente puede hacer un videoclip de baja resolución en su casa, con una camarita del teléfono celular. Y se puede armar una estrategia propia de marketing.
DE MÚSICA LIGERA
Zeta Bosio siempre fue el Soda Stereo de bajo perfil, el primero de los tres en casarse y formar una familia. "Nunca colgué los discos de oro en mi hogar. Soda era una parte de mi vida, pero en casa era otra cosa", cuenta. A los 49, separado de Silvina, la mamá de sus tres hijos, Zeta dice haber formado "una familia muy linda". Aunque debido a sus constantes viajes se le hace difícil encarar una nueva relación. Como sea, sus vástagos parecen entusiasmados con seguir sus pasos. Padre chocho, comenta que el mayor -Simón Pedro, de 18 años- ya tiene banda propia. "Y te aseguro que superó al original. Me da timidez tocar con él porque lo hace muy bien, con mucho estilo y soltura", jura. Los otros, Juan Bautista -de 13- y Jaime -de 9-, empezaron con el berretín paterno después de haber vivido la vuelta de Soda.
Los viajes por el mundo lo ponen un tiempo acá y otro poco allá, sin domicilio fijo y determinado. "Algunas cosas las tengo en casa, otras en un departamento", dice al pasar. La ventana planetaria lo pone en la búsqueda de novedades; es de prestar oído a las tendencias que todavía no llegaron a estas orillas. "Me convertí casi en un arqueólogo musical", disfruta él. Y apura: "Es una manera de romper la hegemonía, porque lo que escuchamos siempre estuvo digitado por lo que las revistas de música decían que había que escuchar".
¿Y qué te gusta de lo nuevo?
Me gustan las bandas de Suecia, Australia, Dinamarca, Canadá, Alemania... Están pasando muchas cosas muy buenas por ahí. En Inglaterra seguís viendo el negocio armado en torno a las revistas, con banditas de moda que salen, tienen un look, una actitud, sacan un disco, hacen una gira, y desaparecen. Al año no sabés nada más de ellos.
¿Qué están aportando esas bandas?
Creo que, de alguna manera, el rock, y sobre todo el alternativo, volvió a su lugar: de poca gente que lo comparte. Los rockeros de los '80 nos diferenciábamos del pop latino porque ellos sonaban como el culo y nosotros buscábamos un sonido especial. Y hoy también hay que buscar otro sonido para diferenciarse.
Y los viejos tics de los rock stars, ¿se mantienen o mutaron?
Sí, se mantienen. En mi sello me pasó un montón. Están los que se suben a un caballo de divos, de estrellas, creyéndose que son los Rolling Stones. Vienen con planteos y cuestionamientos como si yo no supiera nada del negocio y ellos la tuvieran re clara. Confieso que en un momento me sentí frustrado.
Nuevas bandas, viejos vicios.
Hay muy poca humildad, muy pocas ganas de aprender. El rock se convirtió en algo estándar y perdió la actitud, o sólo la mantienen algunos. El sistema post Cromañón terminó de destruir lo que era un incipiente escenario de circuitos de boliches y cosas alternativas que dejaron de funcionar.
Tras la vuelta de Soda, ¿ya pasó el karma del "cuándo vuelven"?
No, el efecto posterior es si seguimos, por qué no seguimos, si nos vamos a juntar de vuelta.
¿Y la respuesta es...?
Creo que fue un desafío rearmar todo después de diez años y lograr un buen grado de eficacia. Con cuatro o cinco meses de trabajo, Soda estuvo a la altura de una banda internacional pero es muy desgastante sostener esa estructura.
Además del desafío artístico.
Sí, claro. Creo que artísticamente, Soda no nos planteaba un desafío. Por eso, cuando vimos que habíamos cumplido el sueño de volver a vivir toda aquella magia, fue suficiente. Mis proyectos personales, hoy, me motivan más que otra vuelta de Soda. Voy a situaciones y lugares nuevos y no necesito el aporte de los "otros dos" para hacerlo.
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