Después del temblor, de los 22 conciertos y algo más de un millón de personas que los vieron volver, Charly Alberti cuenta la intimidad del regreso de Soda y asegura que, si bien por el momento cada uno de los músicos se aboca a sus proyectos individuales, la historia del trío no terminó el 21 de diciembre de 2007: "Si tengo que hablar de lo que nos pasa internamente, creo que para ninguno de los tres se cerró este capítulo de Soda Stereo".
Pero también es cierto que éstas y otras declaraciones del baterista habrá que tomarlas con pinzas. Por un lado, como quedó en evidencia el año pasado, es sabido que la última palabra la tuvo, la tiene y la tendrá Gustavo Cerati, más allá de que la banda se haya mostrado en público como una bestia pop de tres cabezas. Por el otro, habrá que decirlo, la última vez que hablé con él me mintió como a una quinceañera. Fue el día en que se destapó la olla del regreso de Soda Stereo y lo llamé a su celular para confirmar la noticia. "Ahora no puedo hablar; llamame en cinco minutos", dijo. Nunca más volvió a atender.
"No fue algo personal -se disculpa-; creo que en ese afán de cuidar todos los detalles que tenemos con los Soda, parte de eso era cómo comunicarlo. Y a nosotros nos encantaba que fuera una sorpresa para la gente, que un día los fans abrieran el diario y se encontraran con el aviso que decía, solamente, «Me verás volver». Poniéndome en el lugar del fan , me emocionaba la adrenalina que podría llegar a generar el efecto sorpresa. De todas formas, se nos escapó y tuvimos que adelantar el anuncio."
Este músico, que durante casi una década "colgó" los palillos para convertirse en empresario, está de regreso en la ruta rockera con Mole, el grupo que formó junto con su hermano hace apenas un año, que ya editó un álbum homónimo y que, en la reciente edición de los premios Gardel se alzó con el galardón en el rubro revelación. "Cuando grabé el disco, lo hice pensando que Mole iba a ser mi forma de volver a la música. Pero en el medio se decidió lo de Soda; entonces, la visión de la gente sobre mí ahora es muy diferente de la que tenía antes de la reunión. Sin duda, es una forma diferente de comunicar mi regreso y, obviamente, lo de Soda siempre me va a jugar a favor, aunque los dos proyectos no tengan nada que ver."
Alberti habla con calma, a veces con un discurso que lo emparienta más con un publicista que con uno de los integrantes de la banda de rock más grande del país. "Después de la separación de Soda me descubrí como un creativo y comprendí que podía sentir adrenalina generando otras cosas y no sentándome solo a la batería", sugiere, para explicar los diez años de ausencia de los escenarios.
¿Y cuándo decidiste que era momento de volver a la batería?
Hubo un punto de inflexión, que fue cuando me llamaron para tocar con Ricky Martin [en 2003, durante un show especial para los MTV Awards, del que también participó Juanes, Vicentico y Andrea Echeverri]... Yo hacía un montón que no tocaba, sin embargo, cuando acepté fue todo un desafío que terminó haciéndome sentir algo que evidentemente lo tenía guardado y a punto de explotar, que eran las ganas de volver a tocar la batería. Al otro día ya estaba convencido de que quería hacer eso; llamé a mis abogados y les dije que cerraran todas las empresas. Por entonces vivía en Los Angeles; me volví al mes siguiente y me puse a trabajar en mi casa, con algunas bases en la computadora. Hasta que un día llegó mi hermano y me dijo: "Dejame que le ponga un bajo a eso". Empezamos a jugar, a intercambiar, y ése fue el puntapié inicial para que nos pongamos a trabajar juntos, algo que teníamos pendiente desde hacía años. Eso terminó siendo Mole.
En el álbum de Mole no figura quién compone las canciones...
Hay ciertas cosas que queremos obviar, porque entendemos que gran parte de los problemas que se generan en las bandas provienen del ego. Muchas de las grandes bandas, U2 entre ellas, nunca especificaron de quién son los temas. Me parece innecesario decir: "Este compuso tal letra; este otro toca tal cosa en tal tema". Lo que te puedo decir es que en Mole se trabaja realmente como una banda: cada uno aporta lo suyo. No hay individualidades.
¿Armar una banda con un hermano es tan difícil como lo demuestra un grupo como Oasis?
Sí, es duro, porque con un hermano uno tiene otros códigos. Es difícil. A veces pienso que estaría bueno que no fuese mi hermano, porque creo que habría otra paz: familia italiana, fuego... pero de todas formas está bueno.
Pero también es cierto que éstas y otras declaraciones del baterista habrá que tomarlas con pinzas. Por un lado, como quedó en evidencia el año pasado, es sabido que la última palabra la tuvo, la tiene y la tendrá Gustavo Cerati, más allá de que la banda se haya mostrado en público como una bestia pop de tres cabezas. Por el otro, habrá que decirlo, la última vez que hablé con él me mintió como a una quinceañera. Fue el día en que se destapó la olla del regreso de Soda Stereo y lo llamé a su celular para confirmar la noticia. "Ahora no puedo hablar; llamame en cinco minutos", dijo. Nunca más volvió a atender.
"No fue algo personal -se disculpa-; creo que en ese afán de cuidar todos los detalles que tenemos con los Soda, parte de eso era cómo comunicarlo. Y a nosotros nos encantaba que fuera una sorpresa para la gente, que un día los fans abrieran el diario y se encontraran con el aviso que decía, solamente, «Me verás volver». Poniéndome en el lugar del fan , me emocionaba la adrenalina que podría llegar a generar el efecto sorpresa. De todas formas, se nos escapó y tuvimos que adelantar el anuncio."
Este músico, que durante casi una década "colgó" los palillos para convertirse en empresario, está de regreso en la ruta rockera con Mole, el grupo que formó junto con su hermano hace apenas un año, que ya editó un álbum homónimo y que, en la reciente edición de los premios Gardel se alzó con el galardón en el rubro revelación. "Cuando grabé el disco, lo hice pensando que Mole iba a ser mi forma de volver a la música. Pero en el medio se decidió lo de Soda; entonces, la visión de la gente sobre mí ahora es muy diferente de la que tenía antes de la reunión. Sin duda, es una forma diferente de comunicar mi regreso y, obviamente, lo de Soda siempre me va a jugar a favor, aunque los dos proyectos no tengan nada que ver."
Alberti habla con calma, a veces con un discurso que lo emparienta más con un publicista que con uno de los integrantes de la banda de rock más grande del país. "Después de la separación de Soda me descubrí como un creativo y comprendí que podía sentir adrenalina generando otras cosas y no sentándome solo a la batería", sugiere, para explicar los diez años de ausencia de los escenarios.
¿Y cuándo decidiste que era momento de volver a la batería?
Hubo un punto de inflexión, que fue cuando me llamaron para tocar con Ricky Martin [en 2003, durante un show especial para los MTV Awards, del que también participó Juanes, Vicentico y Andrea Echeverri]... Yo hacía un montón que no tocaba, sin embargo, cuando acepté fue todo un desafío que terminó haciéndome sentir algo que evidentemente lo tenía guardado y a punto de explotar, que eran las ganas de volver a tocar la batería. Al otro día ya estaba convencido de que quería hacer eso; llamé a mis abogados y les dije que cerraran todas las empresas. Por entonces vivía en Los Angeles; me volví al mes siguiente y me puse a trabajar en mi casa, con algunas bases en la computadora. Hasta que un día llegó mi hermano y me dijo: "Dejame que le ponga un bajo a eso". Empezamos a jugar, a intercambiar, y ése fue el puntapié inicial para que nos pongamos a trabajar juntos, algo que teníamos pendiente desde hacía años. Eso terminó siendo Mole.
En el álbum de Mole no figura quién compone las canciones...
Hay ciertas cosas que queremos obviar, porque entendemos que gran parte de los problemas que se generan en las bandas provienen del ego. Muchas de las grandes bandas, U2 entre ellas, nunca especificaron de quién son los temas. Me parece innecesario decir: "Este compuso tal letra; este otro toca tal cosa en tal tema". Lo que te puedo decir es que en Mole se trabaja realmente como una banda: cada uno aporta lo suyo. No hay individualidades.
¿Armar una banda con un hermano es tan difícil como lo demuestra un grupo como Oasis?
Sí, es duro, porque con un hermano uno tiene otros códigos. Es difícil. A veces pienso que estaría bueno que no fuese mi hermano, porque creo que habría otra paz: familia italiana, fuego... pero de todas formas está bueno.
Todavía no salieron a tocar en público y ya tienen un premio Gardel a la "banda revelación".
Sí, es muy loco, pero me da mucha alegría tener ese proyecto que está latente, Soda, y al mismo tiempo tener mi proyecto con mi hermano, con otros tiempos y otra dedicación.
¿Qué fue lo primero que pensaste cuando firmaron el contrato del regreso de Soda?
Me emocioné; nos reunimos los tres en mi casa y ahí mismo noté que algo había pasado entre nosotros y que el tiempo había curado muchas cosas. Fue como reencontrarme con mis hermanos.
¿Por qué creés que se desató tanta euforia con el regreso de Soda?
Creo que la obra que dejamos es de calidad, y a la calidad el tiempo no la corroe. Eso la gente lo supo valorar. También digamos que en esos diez años la producción de bandas latinoamericanas no fue tan amplia en el estilo de Soda Stereo y a eso también se sumó que lo que hicimos estuvo bien; creo que hicimos un excelente show, con producción, cuidado en lo musical y muy pasional.
¿Se tentaron con seguir?
Nos tentaron con seguir y hacer unos shows en el Madison Square Garden, pero dijimos: "Por ahora, no". Ahora, si vos me preguntás si soy un ex Soda Stereo, yo te digo que no. Ser ex de algo es ser algo de lo cual no querés participar o que se terminó por algo. Si te tengo que hablar de lo que nos pasa internamente, creo que para ninguno de los tres se cerró este capítulo de Soda.
Entonces, habrá más Soda...
No lo sé. Ahora es Mole; no pienso en otra cosa. Quizá más adelante hagamos algo, porque sabemos que lo podemos pasar bien. Durante un montón de tiempo, el miedo que tuvimos fue comernos el garrón de pasarlo mal otra vez. Incluso en la gira nos preparamos para eso y tuvimos tres equipos de producción; cada uno tenía su camioneta, su camarín, y creo que por eso en lo personal también fue un éxito.
Fuente: Zona de Promesas Argentina
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